QUERIDO MÉXICO
Carta abierta al corazón de todos los mexicanos
Querido México:
Quiero decirte que podemos ser mejores, juntos. Que me duele que hoy seamos un país dividido por los intereses del poder, en lugar de sentirnos unidos por la tierra que nos nutre, nos fortalece y nos hace hermanos. Me duele que hayamos olvidado todas las veces en las que hemos logrado salir adelante juntos, sin envidias ni rencores, unidos por la necesidad y el espíritu que compartimos todos.
Por eso te escribo a ti, mexicano, mexicana, de Torreón, de Guaymas, de Tampico, de Monclova, de Cd. Obregón, de Bacalar, de Mazunte, de Chilpancingo, de Silao, de la Ciudad de México, nuestra gran Tenochtitlán, para pedirte que recuerdes que eres mi hermano, mi hermana, porque la tierra que nos vio nacer es madre tuya y también mía, porque tus hijos son hermanos de los míos y hoy, más que nunca, se necesitan uno al otro para formar un pueblo libre, soberano y próspero. Lo merecen y se los debemos.
Con el corazón en la mano te escribo para pedirte que me mires, que te mires a ti y a todos los que te rodean y recuerdes esto mismo: que somos hermanos, que tenemos la misma madre y que nuestra madre tierra llora sangre cuando nos enfrentamos entre nosotros porque, así, nos hacemos cada vez más débiles. Y entonces llegan otros y nos someten.
Quiero pedirte que te olvides de esos que dicen que somos distintos, que no somos hermanos. Los que hablan así, solo quieren que nos separemos para debilitarnos, para que nos cansemos de pelear entre nosotros en lugar de pelear por todos nosotros, por el futuro que podemos lograr juntos. Quiero que destierres de tu corazón las etiquetas que escribieron otros. Tú no eres fifí, ni chairo, ni mujer, ni hombre, ni homosexual, ni heterosexual, ni bandido, ni pueblo bueno. TODOS somos fruto de esta tierra Mexicana y por eso TODOS somos hermanos de sangre y de raíz. ESA es la única definición que necesitamos. Dejemos de permitir que nos digan lo contrario.
Si puedes hacerlo. Si puedes olvidarte de esas etiquetas que solo le sirven a los que nos quieren separar, si puedes verme como tu hermano, podemos empezar HOY MISMO a cambiar nuestro país, a salvar a nuestra madre tierra, que nos da tanto y que se merece que la defendamos juntos. Podemos empezar por tendernos la mano todos los días, unos a otros, como podamos: con una simple sonrisa, con las ganas de que te vaya bien a ti para que me vaya bien a mí también.
Hoy mismo podemos ayudarnos: ofreciendo mi trabajo honesto sin envidia porque sé de corazón que mi hermano va a darme trabajo porque quiere mi bienestar.
Contratando a mi hermano con el mejor sueldo que puedo pagarle porque sé que sus hijos y mis hijos van a empujar juntos a este país.
Saludándote en la calle, aún si yo voy a pie y tú vas en coche, porque me da gusto que tengas tu coche y yo sé que tú estás esforzándote por abrime camino para que yo también tenga un coche incluso mejor que el tuyo.
Comprándote tu mercancía con mucho gusto y con mucho orgullo de saber que tus manos callosas, hermano, se endurecieron trabajando para que yo pueda disfrutar de lo que ofreces y sentir el calor de mi México en lo que ofreces con tanta dignidad y provecho.
Confiando en ti y reconociendo todas tus virtudes, aunque no tenga el privilegio de conocerte en persona. A ti que trabajas la tierra para sacar de nuestra madre el alimento de todos, los de abajo y los de arriba, los que tienen y los que luchan por tener. A ti que te esfuerzas todos los días por darle trabajo y proteger a las familias que te ayudan a llegar más lejos, porque sabes que juntos somos equipo.
Pidiéndole a mis hijos que sepan que tienen hermanos y hermanas en cada uno de los mexicanos y que, por eso mismo, cada hombre y cada mujer de esta tierra se merece nuestro respeto completo y nuestro cariño más profundo, aún si un día fallan y nos lastiman, como a veces lo hacen todos los hermanos.
Porque si hacemos esto, hermano, hermana, podemos cambiar lo que impide que nuestro México vuelva a ser próspero y hermoso, seguro y fértil, orgulloso y con justa razón de serlo. Podemos cambiar a México, pero tenemos que hacerlo todos los días, desde el corazón, todos juntos.
Porque solo juntos podemos lograr que los que saben leer y pueden enseñar, se acerquen con el alma dispuesta para compartir su amor por las letras a quienes no tienen ese privilegio, los que tienen ganas de aprender, y podamos leer todos juntos este ruego de hermandad y respeto.
Porque solo juntos podemos lograr que quienes conocen el poder lo compartan con quienes lo necesitan para defender lo que es justo para todos y no solo para unos cuantos.
Porque solo juntos podemos lograr que tus hijos y mis hijos tengan la misma oportunidad y el mismo derecho de tener una vida digna y feliz con solo ofrecer su mejor esfuerzo a este país.
Porque solo juntos podemos lograr que aquellos que tienen dinero para comprar maquinaria, equipo y provisiones, apoyen directamente a quienes saben labrar la tierra para hacerla florecer y podamos disfrutar juntos la fiesta de nuestro México.
Porque solo juntos podemos lograr que nuestros hermanos que sirven a nuestro país en el gobierno, en el ejército, como autoridades o como ayudantes, se esfuercen a diario por defender y hacer valer los derechos de cada uno de sus hermanos mexicanos.
Porque solo juntos podemos lograr que esos hermanos que se olvidaron de la sangre que nos une y hoy la derraman sin razón, se acuerden que allá afuera, detrás de nuestras fronteras, están los verdaderos enemigos de todos nosotros, hermanos mexicanos, y por eso tenemos que ayudarnos a vivir y prosperar para defendernos juntos.
Hoy te pido que me mires como al hermano que soy. Sin más ni menos que tú. Con las mismas necesidades y los mismos miedos. Mírame bien Hermano, Hermana, porque te necesito y también yo sé que me neceistas. Y podemos ayudarnos si nos acordamos que somos hermanos.
Yo te prometo Hermano, Hermana, darte mi corazón todos los días al subir al transporte y saludarte con una sonrisa. Al trabajar contigo y a tu lado en lo que yo sé hacer con todas mis ganas y toda mi energía para ayudar a que tu casa sea próspera y tenga oportunidades. Al encontrarme contigo en la calle y ayudarte si me necesitas, con todo mi corazón y todas mis posibilidades.
Te prometo creer en ti: Mexicana, Mexicano. Porque somos hermanos y tenemos la misma sangre criolla, el mismo corazón de bronce forjado con sangre de dioses, con gritos de guerra y llanto de madres, pero también con fe piadosa, con risas de niños, con manos creadoras y con alma libre.
Yo sé que me escuchas, querido México, aquí en mi colonia y allá en otras fronteras. Recuerda que soy tu hermano mexicano y que voy a levantarte cuando caigas porque sé que tú me darás tu mano cuando yo la necesite.
Y sé que juntos vamos a lograrlo. Que cada vez que nos vean en otras tierras sabrán que estamos juntos, que somos hermanos y no nos vamos a dejar caer. Todos notarán que a donde quiera que vayamos nos acompañan todos nuestros hermanos y hermanas, nuestra sangre mestiza que se levantará para defendernos siempre. Sera obvio porque tu fuerza me dará valor a donde quiera que vaya y mi promesa llenará tu corazón en donde quiera que estés.
México está en las palabras de los políticos. No está en las promesas de los presidentes. No está en las noticias de los periódicos. No está en los errores de los poderosos. No está en la ignorancia de los soberbios. No está en las manos de los violentos. No está en la cabeza de los intolerantes.
MÉXICO ESTÁ EN TU PIEL, EN TU SANGRE, EN TU CORAZÓN Y EN TU FUERZA, HERMANO, HERMANA. Está también en mi piel, en mi sangre, en mi corazón y mi fueraza de hermano. Ya es momento de recordarlo y hacerlo valer.
La solidaridad verdadera y el apoyo mutuo nos permitirá caminar hacia nuevas oportunidades donde todos salgamos victoriosos.
ResponderEliminarDe uno en uno nos vamos sumando todos
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